¿Jesús Realmente Murió en la Cruz?
«Antes que podamos probar que Jesús se levantó de los muertos, tenemos que probar que realmene murió. El Corán afirma que Jesús solo fingió morir. (Sura IV: 157), y muchos son los escépticos que dicen que parecia estar muerto, quizá drogado, pero revivió en la tumba. No es un milagro que un hombre vivo salga caminando desde un sepulcro. Para que la resurrección tenga significado, Jesús tuvo que morir primero, y para probarlo debemos considerar varios puntos.
1.- No hay evidencia que sugiera que Jesús haya sido drogado. El rechazó el analgésico que usualmente les administraban a las victimas de la crucifixión (Marcos 15.23). Justo antes de morir le ofrcieron un sorbo de vinagre para aliviar su reseca garganta lo que no alcanzó a intoxicarlo (v. 36). Su evidente agonía y muerte no encajan en el cuadro de un hombre que está por quedar como muerto en un estado inducido por la droga.
2.- La abundante hemorragia confiere alta probabilidad a la muerte. Su extremo estado emocional le hizo sudar grandes gotas de sangre mientras oraba en el huerto (Lucas 22.44). Probablemente Jesús estaba ya en estado grave o crítico antes de que lo crucificaran, pues la noche anterior a la crucifixión fue golpeado y azotado repetidas veces con un látigo romano (de tres puntas recubiertas con pedazos de hueso o metal), que desgarró los músculos esqueléticos, y preparo las condiciones para un colapso circulatorio. Además, le habian insertado en su cabeza una corona de espinas; luego, entre las nueve de la mañana y poco antes del ocaso (vv. 25,33), sufrió cinco heridas importantes, de las cuales cuatro fueron las de clavos usados para fijarlo en la cruz. Restos hallados de palestinos crucificados, nos permiten saber que esos clavos eran de 12 a 17 centimetros de largo y 1 centímetro de grosor.
4.- El procedimiento habitual de la crucifixión incluía quebrar las piernas de las victimas para que no pudieran levantarse y exhalar. Los cricificados se asfixiaban pues sus pulmones se llenaban de dióxido de carbónico. Valga la aclaración: A todos los crucificados les quebraban las piernas. Pero verdugos romanos profesionales, sin dudar un momento declararon muerto a Cristo sin quebrar sus piernas.
*_. Norman Geisler y Ron Brooks, Apologética - Herramientas Valiosas Para la Defensa de la Fe, Editorial Unilit, 1997, Edición Especial para LOGOI/FLET, pp. 144-147.
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